Ha habido días en mi carera profesional en los que simplemente te ves superada por los problemas. Parece que el día que algo va mal, entonces absolutamente todo va mal y además en el peor momento posible.
Me ha pasado despertarme y empezar a trabajar y ver 3-4 emails con unos cuantos problemas a resolver o cosas que habían salido mal y había que solucionarlo como fuere … y así una y otra y otra … y parecía que nunca se iba a acabar.
Pero esos días me suelo acordar del libro de Max Lucado “Great Day Every Day”:
Deberías estar contento por los problemas que tienes en el trabajo ya que te proporcionan las mitad de tu sueldo. Si no fuera porque algunas cosas no van bien, la gente complicada con la que tienes que trata y los problemas que aportan a diario, otra persona estaría en tu puesto haciendo tu trabajo por la mitad de dinero. Así que empieza a buscar más problemas. Aprende a resolverlos con alegría y sentido común, trátalos como oportunidades más que como algo irritante y te sorprenderás lo rápido que avanzarás. Esto es porque hay bastantes trabajos que esperan a gente que no tiene miedo a los problemas.
De hecho mi trabajo en parte es resolverles los problemas a la gente para la que trabajo. Y me encanta. Aunque a veces se haga muy cuesta arriba, sé que al final todo se resuelve.
Para mi hay cuatro puntos por los que los problemas son buenos:
1. Los problemas pueden ser una señal del éxito. La mayoría aceptamos que un fracaso puede conllevar problemas. Pero nos sorprende cuando vemos que el éxito, también. llegar a tener éxito no significa que nuestros problemas desaparecen. Simplemente cambian y tenemos otro tipo de retos delante. Porque normalmente hay una conexión directa entre la complejidad de los retos y el nivel de responsabilidad que tenemos. Es muy probable que cuanto más grandes sean los problemas, mayor será el éxito que tendremos o ya tenemos.
2. Los problemas (y resolverlos) conllevan éxitos. Resolver problemas a veces os lleva al limite personalmente y profesionalmente. Pero sin problemas, no hay oportunidades. Sin oportunidades, no podemos crecer, o recibir más responsabilidades o ganar más dinero. De hecho, si estás en un trabajo en el que no tienes problemas que resolver, deberías inmediatamente buscarte otro trabajo. Eso quieres decir que no estás avanzando y tampoco aprendiendo.
3. Los problemas hacen crecer tu confianza. No se puede tener confianza en ti mismo leyendo un libro o acudiendo a un curso. Tienes que ir resolviendo problemas, haciendo que poco a poco veas de lo que eres capaz. Solo cuando estás en medio de problemas y las vas resolviendo es cuando puedes ver que si lo has hecho una vez, lo podrás volver a hacer.
4. Los problemas expanden nuestros conocimientos. Cuanto nos enfrentamos a nuevos retos sabemos cómo es un qué hacer. Y podemos expandir ese conocimiento a otros. Un jefe que haya superado varios problemas, sabe lo que puede esperar de su equipo y también sabe cómo ayudarles a conseguir sus metas.
No sé si deberíamos buscarlos o simplemente resolver los problemas según vengan. Lo que sí sé es que son inevitables. Y nos pueden ayudar si sabemos cómo hacer que contribuyan a nuestro éxito en lugar de quejarnos siempre que aparezcan.
¿Qué problemas tienes hoy y cómo te podrían ayudar cuando los resuelvas? Piénsalo.